Alpidio Armas
“…Donde viven y se afanan, donde muere y donde ama tanta gente compatriota…”, decía Braulio.
No procede insistir, por conocida, en la estrechísima relación entre Canarias y Venezuela; pero sí diré que hay una muy extensa colonia canaria de primera, segunda, tercera y hasta cuarta generación de canarios viviendo en el país hermano.
Hijos, nietos y bisnietos de aquellos 3.586 valientes (¡a la fuerza ahorcan!), que se arriesgaron a una travesía más que incierta en los 34 barcos fantasma, en penosas condiciones de seguridad “porque el barco no llevaba corredera ni sextante” (Manuel Navarro Rolo), y que tardaba entre 21 días, Benahoare; hasta los 86 que tardó El Saturnino, con 81 pasajeros. A esta primera fase migratoria siguió otra en vapores y con papeles que fue más numerosa.